Valdés y Venezuela.
Posibilidades y Dificultades. por:
Alberto Luzárraga
El envío de Ramiro Valdés a Venezuela es para cuidar
la caja y no vacilará en hacer dos cosas: Matar a estudiantes y
opositores y 'repartir' parte del botín entre los militares venezolanos
corruptos que se cuadren y lo acepten como procónsul. Pero tiene un
problema. Está más que claro que es un anciano represor pues hace rato
que la mística revolucionaria de Castro y comparsa se fue al traste. Y
con esas credenciales es difícil mantenerse. Rusia fue odiada en
Polonia porque era un país ocupante. Cuba va por el mismo camino
respecto a Venezuela. Y no es lo mismo funcionar por tierra y con
fronteras próximas a lo que era la antigua Unión Soviética que enviar
refuerzos por avión si fuera necesario durante una crisis. El
contingente de guardia pretoriana tiene dificultades logísticas pero
por eso mismo puede ser muy cruel o puede pasarse de bando si ve
oportunidad. Eso lo controlarán muy bien pues el totalitarismo cubano
ha aprendido mucho después de 50 años de aprendizaje con los
mejores maestros de la KGB y la STASI.
El objetivo de Valdés es intimidar a los políticos
opositores (probablemente relativamente fácil con la mayoría de ellos)
y a los valientes jóvenes manifestantes a los cuales no vacilará en
matar. Respecto a los militares, con armar conspiraciones
autogestionadas y después fusilar a los conspiradores repetirá un
tinglado a la cubana cuyos represores aprendieron bien las máximas de
la KGB: La mejor forma de acabar con las conspiraciones es
organizándolas. No sólo se capturan conspiradores sino que aún mejor se
siembra la desconfianza entre los aspirantes a conspirar. Pero para
cada método hay un contra-método.
Muchos escritores venezolanos
ingenuos creen que esto es
cuestión de manifestantes etc. Es mucho más profundo y más vale que lo
entiendan porque Venezuela tiene una ventaja sobre la infeliz Cuba. No
es isla y no ha pasado por la traición de Bahía de Cochinos y la
de la crisis de los misiles las cuales pusieron a Castro y su régimen
bajo una garantía americana de no agresión por 35 años. Durante esos
años muchos cubanos perdieron la vida en lucha desigual contra un
aparato totalitario bien organizado que los mataba o los reclutaba como
soldados bajo el servicio militar obligatorio para ir a morir a las
guerras en África. Dicha garantía,
tras la perestroika,
fue continuada con una política de indiferencia, contención, y válvula
de escape (concesión anual de 25,000 visas de residentes) que
generó la permanencia de Castro para engendrar a su títere y mecenas,
el minusválido mental de Chávez.
Venezuela en vez de la KGB y la Unión Soviética
tiene un grupo de geriatras malvados, aliados a un cretino, ladrón y
profundamente incompetente e irresponsable, que mantiene a cuerpo de
rey a un gigoló decrépito. Debería ser posible crear un repudio
nacionalista de esta burla y abuso, y derrotar a los Chavistas
corruptos si los opositores se dedican a entender los métodos cubanos
de represión y como atajarlos en la circunstancia venezolana. Es mucho
más favorable que la cubana porque Chávez no tiene garantías de ninguna
superpotencia y Venezuela es un país mucho más extenso y difícil de
atender geográficamente.
Que así sea es
nuestro ferviente deseo.
En Cuba mucha gente perdió la vida o la libertad por
no entender y seguir el método levantisco latinoamericano que tiene su
lugar, pero en su momento, y aliado a algo más que las admirables pero
solitarias espaldas de jóvenes manifestantes dispuestas a soportar el
látigo de los represores.