Recomponiendo al Hombre Nuevo III
La Verdad Moral
Para empezar reconozcamos que esto no está de moda ni les enseñaron nada por el estilo. La verdad era la moral socialista definida con ideas grandilocuentes de trabajo desinteresado en favor de la colectividad. A cada cual según su necesidad y de cada cual según su capacidad. Pero la amarga experiencia de la vida demostró que no fue así. Los dirigentes vivían mejor, consumían mas y hacían menos trabajo excepto hablar en mítines interminables y en transmitir instrucciones, con frecuencia absurdas, creadas por personas ajenas a la realidad productiva.
Cinco décadas después llegamos a la desilusión de la juventud, a la tristeza de una vejez que estima desperdició sus mejores años y a una edad madura insegura y desorientada, forzada a inventar para sobrevivir.
Todo lo cual sin un norte moral es muy difícil de manejar. Se cae en la emigración por los jóvenes, en la desesperación de algunos (Cuba tiene la tasa de suicidio mas alta del hemisferio) en la espera resignada de un cambio que nunca llega.
Y he aquí el problema: Llegará, porque todo pasa pero cuando llegue ¿En qué consiste? ¿Solo en progreso material en tener un poco mas de desahogo? Nada malo en aspirar a ello para poder vivir dignamente y criar una familia pero ¿Qué valores morales le vamos a dar a esa familia? Reconstruir la familia será la base indispensable de una Cuba en la que se pueda vivir a gusto con seguridad y libertad. Es la célula social básica. Si ella anda mal la sociedad no puede andar bien, por muchas leyes y disposiciones que se dicten, aunque sean acompañadas por ejércitos de policías y funcionarios a fin de hacerlas cumplir.
Arrastramos cinco décadas de enseñar a los jóvenes que esta vida lo es todo y que después de ella no existe nada. Razonamiento inevitable del cual se tiene mas o menos conciencia: Si lo que me enseñaron como moral socialista es mentira y solo puedo aspirar a vivir x años lo que tengo que hacer es conseguir todo lo que pueda y al que se ponga por el medio le paso por arriba. Es la moral de los dirigentes que sí tienen plena conciencia de lo que hacen. Disfrazada de buenas palabras pero esa es su sustancia. Realidad: No conduce a nada sino a una lucha entre todos que es mucho peor que la cacareada lucha de clases. Pocos tienen 'éxito' y aun aquellos que parecen tenerlo viven con el terror constante de los enemigos que dejaron por el camino, los ajustes de cuentas y que les quiten lo que tienen.
Esa no es forma de vivir. Es animalística pero mucho peor, porque el animal que caza y mata busca solo lo necesario para vivir pero el hombre sin freno moral busca acumular sin límites para así satisfacer su vanidad y codicia.
El precursor de nuestra nacionalidad el padre Félix Varela usando la terminología de la época llamaba impíos a los que asolaban a Cuba palabra que en su primera acepción significa falto de piedad y en su segunda los que no creen en nada trascendente. Es palabra muy apropiada porque faltos de piedad son los por no creer en nada excepto su ambición usan a otros para sus fines, sin el menor escrúpulo del daño que infligen, como lo han hecho los Castros. Recordamos la ironía de que el himno revolucionario usa las palabras de "dar un ejemplo a esos que no tienen compasión" y llevan mas de cincuenta años haciendo eso precisamente.
En la cita que sigue Varela con su habitual precisión centraba el problema social y sus consecuencias:
"El impío es el hombre del momento, el justo el hombre de la eternidad. Difundida la impiedad en el cuerpo social destruye todos los vínculos de aprecio y a la manera de un veneno corrompe toda la masa y da la muerte.
El honor viene a ser un nombre vano, el patriotismo una máscara política, la virtud una quimera y la confianza una necesidad.
Un incrédulo vive solo para gozar en este mundo cuanto pueda. Y según sus principios es un tonto el que pudiendo gozar no goza por voces insignificantes de virtud y honor. Mas según sus mismos principios son mucho mas tontos que él los que tienen la simpleza de fiarse de sus palabras. Es una fiera encadenada por las leyes mas si está a su alcance una víctima o si fallan las cadenas, la destrucción es segura."
Llega a la misma conclusión inevitable que apuntábamos y la refina. Nos explica sus efectos corrosivos sobre el cuerpo social y el desprecio que siente el hombre sin escrúpulos por sus compatriotas. Porque sabe perfectamente que es un sinvergüenza pero lo lleva a honra porque se siente superior ya que el comportamiento moral para él es asunto insignificante como dice Varela.
Eso tienen entender los cubanos. Los que los explotan y tiranizan los desprecian. Cuanto mas bajo los hagan caer sumiéndolos en todos los vicios, mejor para ellos. Porque así los entretienen y debilitan. Refunfuñarán un poco pero se aguantan. Pan aunque sea poco y mucho circo es la fórmula.
La salida del pozo en que está sumida la patria empieza por cada cubano mismo. Para exigir buen comportamiento hay que empezar por observarlo y tener un norte moral y principios que mantener. ¡Se puede y se debe hacer! No solo es posible. Es indispensable.