Cuba y la Inflación Reprimida
por: Alberto Luzárraga
La definición clásica de la inflación es que se trata de demasiado dinero persiguiendo a pocos bienes. Esa inflación hace tiempo que existe en Cuba, pero a diferencia de otros países con procesos inflacionarios en Cuba hay inflación de dos clases. La evidente que se palpa a diario y la reprimida que no se ve pero que se verá en su momento.
Un economista cubano independiente, Oscar Espinosa Chepe, en un reciente artículo publicado por CubaNet manifiesta su preocupación por el aumento de la masa monetaria cubana en los últimos años.
Según el autor citado, esto se debe al aumento de los salarios, que aunque mínimo, tiene efecto inflacionario porque no hay aumento proporcional en la producción. La otra causa es el influjo de dólares, lo que también aumenta la masa monetaria. Indudablemente el Banco Nacional emite pesos cuando los turistas cambian dólares. Las casas de cambio funcionan con emisión y no con capital propio o ahorro acumulado. Y el gobierno recoge dólares de esa manera pero al hacerlo emite pesos presionando aún mas la masa monetaria interna que carece de bienes de consumo a donde volcarse.
Así acontece, en un sistema como el cubano, donde nada funciona sensatamente.
Según datos proveídos por Espinosa Chepe la masa monetaria ha aumentado casi dos veces y media desde 1989 sin que se haya verificado un aumento proporcional en los bienes producidos. Por lo contrario la oferta es menor. Claro está, se acabaron los subsidios soviéticos.
Hoy en día un dólar equivale a 21 pesos cubanos. El sueldo promedio de los cubanos es de 210 pesos.
Veamos algunos ejemplos de inflación clásica, que nos proporciona el periodista independiente Raúl Rivero.
Un cubano jubilado que recibe 169 pesos mensuales expresa: "Una libra de frijoles negros vale 20 pesos. Una cabeza de ajo, 4 pesos. Un montoncito de ají, otros 4. La cebolla, 10 el mazo, y el arroz, 5 la libra. Necesito aceite y lo tengo que comprar en la tienda donde venden por dólares. Entonces allá voy y cambio 50 pesos, porque la botella me sale en 2.40 de dólares. Ya está. Entre 80 y 85 para una comida de dos personas."
Otro testimonio:
"Hace 27 años que me gradué de arquitecto. Gano 340 pesos.
Estoy obligado a pasarme dos o tres horas al día de taxista. Un par de
zapatos vale 250 y un aguacate vale 10."
Para muestra basta. Un par de zapatos equivale a 3 semanas de sueldo. Un aguacate casi a un día de sueldo (210 dividido entre 22 días laborables en un mes).
Y aquí es donde entra la inflación reprimida. Si el gobierno pagara sueldos razonables la inflación seria galopante.
La represión inflacionaria por lo tanto consiste en coaccionar la oferta de un bien (el trabajo diario de los cubanos) por un sueldo mísero para que la masa monetaria no aumente aun más. Ya tuvieron un episodio inflacionario muy peligroso en el 93 y no quieren otro. Las inflaciones sí crean revoluciones. Así cayo la República de Weimar en Alemania y hay muchos otros ejemplos.
De modo que para subsistir el pueblo tiene que prostituirse, llevarse lo que pueda de su centro de trabajo o dedicarse a la picaresca. Sustraer algo del centro de trabajo no es deshonestidad en sentido estricto pues moralmente puede alegarse que es compensación oculta dado que el dueño es el gobierno y paga un salario injusto. Pero crea unos hábitos y unos precedentes terribles. Es otra tara que nos deja el castrismo
Y esta es "la revolución del pueblo". ¡Que farsa tan cínica! Y que farsantes los que la alaban o sostienen.
Pero la penitencia de los gobernantes cubanos va en el pecado. Su sistema no funciona sin subsidios masivos. Inventaron el turismo para salir de males. Pero el turismo les crea un problema monetario insoluble: mayor aumento monetario sin el aumento correspondiente en la producción. La solución sería obvia, promover el aumento de la producción nacional. Pero eso requiere libertad de gestión y libertad para conservar el producto del trabajo, asunto que es anatema para un gobierno totalitario.
El gobierno de Cuba está en quiebra y la declarará tarde o temprano. Además se gasta lo que tiene en importaciones para mantener la represión y en propaganda internacional. El déficit en cuenta corriente (diferencia entre importaciones y exportaciones) sigue aumentando. Se suple con el influjo de dólares por remesas y turismo. Pero aún así no alcanza y tiene el efecto monetario que apuntamos. Además nuestra tesis es que el turismo a fin de cuentas genera pérdidas para el país. Hay demasiadas cucharas metidas en esa sopa.
El gobierno cubano sabe todo esto de sobra. Por eso es que resulta tan absurda su propuesta negociadora sin condiciones y con el mismo elenco de sujetos. No se puede negociar con un mendigo y extorsionista profesional (el gobierno y NO el pueblo) sin pedirle que deje de mendigar y se ponga a trabajar. El gobierno de Cuba es como esos mendigos de la picaresca que entrenan a niños para que se hagan los enfermos y exhiben lesiones que se autoinflingen. Y si no das limosna, pues te amenazo.
Solo que el gobierno de Cuba lo hace exhibiendo al país y a su pueblo cuyas lesiones consisten en tener que convertirse en cicerone forzado, mamarracho o proxeneta de los extranjeros.
¿No das limosna? Pues te echo los mendigos que yo mismo creé en tu casa o solivianto a los descontentos que ya tienes dentro. No hay duda, amenazar a Estados Unidos con la primera alternativa sería un acto de guerra y así aparentemente se les ha comunicado. Respecto a la segunda, esa se reserva para los países que exportan a Cuba y son tan poco comprensivos que pretenden cobrar.
¿Cobrar? No nos hagan reír. El día que esta pesadilla desaparezca la inflación reprimida se va a desatar en forma virulenta porque el pueblo con todo derecho va a exigir que se le pague justamente. Y el gobierno no tiene como hacerlo pues carece de base fiscal y de empresas rentables. Su única alternativa sería emitir, o sea imprimir papelitos con un letrerito que diga: "peso"
El único remedio inmediato sería hacer del dólar la moneda de curso legal y así evitar que el gobierno pueda emitir. Pero eso también tiene sus problemas técnicos y políticos. De modo que un período borrascoso acontecerá, con la ventaja de que los que creen que puede haber un "socialismo democrático" tropical y sin Castro se darán pronta cuenta de su fracaso. Ese es un tigre que ningún economista serio querrá agarrar por la cola. No hay solución sin propiedad privada y libertad de gestión.
La Cuba de hoy es como la novela de Dickens, Oliver Twist, pero escrita por Kafka. Y no sólo son niños los protagonistas. Es todo un pueblo y Castro es el personaje siniestro que se finge "padre y protector" para así mejor explotar a los entregados a su cuidado. No hay nada nuevo bajo el sol.