Hechos. No palabras.

por: Eduardo Vidal Franco

Una de las máximas de la sabiduría humana, acepta que “los hechos valen más que las palabras”; sin embargo, parece ser que a los cubanos, de manera general, nos resulta mas cómodo lo contrario cuando de política se trata.

En nuestra historia, para lograr la independencia de la corona resalta de manera contundente que solo pudimos ser libres en la medida que juntos luchamos por ello. Realidad que tardo bastante porque era imprescindible establecer una conciencia colectiva de libertad, que nos facilitara la unión, y la práctica necesaria para expulsar a los colonizadores de nuestra tierra. La conciencia nacional y el reconocimiento de nuestra identidad fue predicada por el Presbítero Félix Varela; la unión en la acción la organizo José Martí , ambos rechazados y condenados por la metrópoli, que, como siempre pasa con el poder, nunca toleran opositores que avalen su discurso con su ejemplo personal.

Afortunadamente , después de muchos sacrificios, fuimos libres y fundamos una nueva nación, una república que acogió generosamente a muchos españoles, de los cuales la mayoría de los cubanos somos descendientes.

En 1959, un hijo de emigrante español (con mentalidad de terrateniente, explotador de sus propios paisanos y nativos criollos), se adueñó de nuestra soberanía imponiendo un régimen, de crimen y terror donde la fuerza prima por encima de la razón. Lo único que ha cambiado a día de hoy, es que el joven asesino Castro del 1959 es un viejo tirano que ha transferido su cetro dictatorial a su hermano y parientes cercanos.

En estos cincuenta y tantos años de dolor para el pueblo cubano ¿cual ha sido, en general, la postura de los políticos españoles en el poder?

El primer aliado del burgués rebelde fue el dictador Francisco Franco. ¿Izquierda y derecha juntos en una misma dirección? No, pero con cierto paralelismo. El general gallego se complacía con la “valentía “del hijo de un paisano frente a los E.E.U.U. El antiamericanismo los unía, aunque requiriera ignorar los juicios sumarísimos y los crímenes y atropellos que a diario se cometían. No conforme el “Generalísimo“ facilitó instrumentos para las labores agrícolas de la isla: los famosos machetes que lo mismo servían para cortar la caña de azúcar como para someter y golpear a los opositores del recién estrenado dictador cubano.

Llego la transición a España y la simpatía de las izquierdas se acrecentó con el arribo al gobierno del Partido Socialista Obrero Español por su afinidad ideológica con el Castrismo, que adquiere una mayor legitimidad. Los buenos puros y la visita de Felipe González al cabaret Tropicana-donde nuestras mulatas movían sus caderas-, sirvieron para sellar los pactos oscuros, a espaldas de nuestra soberanía. El colofón fue otorgar en 1987 la medalla de honor del Senado Español al opresor Fidel Castro Ruz. Hay que reconocer que si algo han dejado claro los dirigentes socialistas y comunistas españoles es su incondicional simpatía con la Revolución Castrista; tanto desde el poder como desde la oposición.

En 1996, la derecha española encabezada por José María Aznar llega a la presidencia de España. Años antes, Aznar y su equipo habían recorrido Miami en busca de la ayuda del exilio cubano que hoy olvidan ante las calumnias de la izquierda. Allí dijeron, y prometieron defender los derechos de los cubanos. Nosotros, como siempre, le creímos; la mayoría se conformó más con las palabras que con los hechos.

Su primer ministro de exteriores, Abel Matutes, viajó a Cuba a escuchar de su homólogo Roberto Robaina que en nuestro país no existían presos políticos, sino delincuentes y terroristas. Matutes ni se inmutó: su misión en La Habana era defender los intereses económicos españoles, esos que podrían peligrar en una Cuba democrática.

Luego José María Aznar recibió nada mas y nada menos que en la mismísima Moncloa al liberticida Castro, después de coincidir ambos en la cumbre de Oporto. Antes del encuentro el “Coma andante “estuvo tres día en Extremadura agasajado por el presidente extremeño Rodríguez Ibarra. El Partido Popular Extremeño valoró como interesante para la región la visita de Castro.

Aznar, ya ex presidente, en unos de su libros revela que en aquella entrevista con Fidel Castro, este le confesó que necesitaba el embargo para varias generaciones. Cuenta Don José María su asombro por la crueldad de aquel hombre…lástima que aquel día olvidara el sufrimiento de nuestro pueblo. Al no denunciar tal injusticia asumió el silencio de los cómplices.

Después se adoptó la estrategia de apoyar al proyecto Varela (entro otras causas porque el representante del mismo, Sr. Osvaldo Payá ve con muy buenos ojos las inversiones españolas ilegales en Cuba). Era una paradoja oír discursar al Sr. Aznar sobre las bondades y ventajas de liberalismo ( aplaudido con entusiasmo por la élite opositora cubana de Madrid ) cuando en el documento de trabajo de dicho proyecto (el cual me he leído ), se defiende un marcado intervencionismo estatal que limita las libertades individuales; un modelo que, estoy seguro, el Sr. Aznar no se atrevería proponer a los españoles.

En el 2004, nuevamente entra en escena la izquierda con el presidente Zapatero al frente, quien no oculta su simpatía con los Castros, mientras la derecha desde la oposición se rasga las vestiduras. Hasta donde yo sé, todavía Zapatero no ha recibido a Castro (ni al viejo, ni al menos viejo) en La Moncloa; sin embargo, Dña. Esperanza Aguirre envió ayuda en medicamentos al millonario asesino, olvidando en ese momento las carencias que sufre el pueblo y en especial todos los presos.

El Sr. Fraga recibe con grandes honores a Raúl Castro en Galicia y Rajoy en Europa critica la política de Zapatero, y dice estar dispuesto a defender los derechos de los cubanos, cuando en ese mismo instante un compatriota humilde (Javier Fernández Castillo) llevaba una treintena de días en huelga de hambre, reclamando con su acción los derechos que hemos perdido. A pocos metros de allí vive el presidente del PP Gallego y Presidente de la Junta de Galicia, quien sólo responde a este acto cívico con la indiferencia total.

En resumen, tal parece que la traición de la Casta Política española se ha convertido en tradición CONSTITUCIONAL.

Nuestra Patria algún día volverá a descansar en la Libertad, sus heridas serán curadas y nunca, pero nunca más, existirán nativos de primera o segunda, y nunca pero nunca más nos dictarán nuestro destino desde tierras lejanas.

Por y para Cuba,

Eduardo Vidal Franco

(Ex -preso político cubano)

España 26 de Julio del 2010

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