¿Que Diría el Padre Varela a los Cubanos en este Momento?
Reflexión en base a su doctrina.
Por: Alberto Luzárraga
P. Félix Varela: "La credulidad es el patrimonio de los ignorantes. La experiencia y la razón son las únicas fuentes o reglas de los conocimientos."
Soy un admirador declarado del Padre Varela. Siempre he lamentado que en la Cuba actual, por razones obvias, no se conozca más a fondo su pensamiento. Después de la visita del Papa que citó a Varela con mucha frecuencia, aproveché para hacer una modesta contribución, un guión para una serie radial sobre su vida. Se transmitió a Cuba durante dos años por Radio Católica Mundial, emisora independiente de gran potencia, que radia en onda corta desde Alabama. Se puede acceder al trabajo en: Biografía Resumida y Guión para la Serie Radial . Hoy en día su nombre rueda de boca en boca como inspirador de un proyecto y sorprendentemente no se analiza ni la figura ni el pensamiento del que se dice ser la causa de ese efecto. Intentemos señalar al menos lo esencial dejando que hable Varela.
Félix Varela fue quizás el cubano que más cercano haya estado a poseer una cultura enciclopédica. Dominó las ciencias físicas y las naturales, las matemáticas, así como las humanidades, incluyendo el estudio del derecho. Pocos saben tal vez que Varela fue profesor de Derecho Constitucional y que ello, entre sus muchas otras cualidades, fue razón importante para su elección a diputado representado a Cuba ante las Cortes Españolas en 1821. Además, fue inventor con patentes registradas y estudioso de lo que entonces se llamaba economía política.
Varela ha sido descrito por sus alumnos como "El primero que nos enseñó a pensar con cabeza propia." La cita le hace justicia porque Varela, siendo sacerdote y hombre de fe, no era un fanático. "Hay un fanatismo político - nos dice - que no es menos funesto que el religioso, y los hombres muchas veces con miras al parecer las más patrióticas, destruyen su Patria encendiendo en ella la discordia civil por aspirar a injustas prerrogativas." Varela inquiría sobre todo, constantemente se hacía preguntas y promovía esa actitud en sus alumnos, porque se dedicaba a formar ciudadanos y hombres libres que debían saber pensar y hacer preguntas para llegar a ser hombres útiles en una sociedad bien ordenada. Así sentenciaba: "La credulidad es el patrimonio de los ignorantes. La experiencia y la razón son las únicas fuentes o reglas de los conocimientos." "Hemos sido en fin educados de tal modo que tenemos a gala impugnar y eliminar fulminantemente todo lo que contradice nuestras opiniones. ¡Cuántos males tienen aquí su origen!"
Varela llamó a su cátedra de derecho, "cátedra de la libertad, de los derechos del hombre, de las garantías nacionales, de la regeneración, la fuente de las virtudes cívicas" y dejó bien claro que no iba a ir a Cortes para defender la esclavitud sino para atacarla. Rompió así con un sector poderoso de la sociedad en que vivía y no intentó transar con la injusticia. A sus lecciones asistían hasta los soldados del rey y así remediaba un problema expuesto en sus clases:" la ignorancia es el agente de la tiranía... y el soldado estúpido el opresor de la Patria y una máquina que sólo se mueve por la voz de su artífice."
Llegado a las Cortes Españolas se vió enfrentado al intento de restaurar a Fernando VII como monarca absoluto y no constitucional. El absolutismo, restaurado en Francia tras la caída de Napoleón, intentaba hacer lo mismo en España. Con el nombre rimbombante de 'Cien mil hijos de San Luis' las tropas francesas invadieron España con la ayuda y beneplácito de los absolutistas españoles. Varela y los diputados fieles a la constitución se replegaron al sur de España. Declararon la incapacidad del rey para gobernar, medida tajante por la que votó Varela, y se llevaron al rey con ellos. En Cádiz, poco menos que acorralados, tuvieron que capitular y los absolutistas triunfaron. Varela junto con los otros diputados que así votaron fue condenado a muerte, pero logró evadirse.
Se exilió a Estados Unidos desde donde siguió formando cubanos a través de las páginas del Habanero y con las Cartas a Elpidio, publicaciones prohibidas en Cuba que se introducían en la isla a despecho de las penas que ello acarreaba. Preguntaba y sentenciaba: "¿Bajo qué pretexto podía exigírsele a los cubanos el sacrificio de seguir siendo fieles a un gobierno sin recursos y embestido por mil y mil necesidades que delira, se aturde y casi se derroca a sí mismo? Considera el supuesto amor maternal de la Península respecto las colonias como una "farándula"; ve al gobierno español como una entidad "sólo fuerte para la opresión" que miraba a sus colonias "sólo como una hacienda donde trabajan sus esclavos para proporcionar los medios de sostener a sus hijos que son los peninsulares."
Y mientras tanto, como si fuera poco, fue vicario de la diócesis de Nueva York, fundó iglesias e instituciones de asistencia social y cumplió con creces sus deberes sacerdotales. Su enorme labor educativa le valió el reconocimiento de sus enemigos. Ese 'exiliado' fue descrito por los españoles como el arquitecto intelectual de la insurrección del 68. Ya viejo y enfermo se le ofreció amnistía y sus alumnos lo instaron para que regresase a Cuba. Se negó con frase lapidaria: "Mi separación de mi Patria es inevitable y en esto convienen mis más fieles amigos. Acaso yo he tenido la culpa por quererla demasiado. Pero he aquí una sola culpa de que no me arrepiento." Era el mismo Varela que años antes se había negado a acogerse al perdón del gobierno español porque "no era un criminal " y porque en su concepto aceptar un perdón equivaldría a conceder que alguna vez cometió un delito. Y firme en sus principios murió exiliado.
Hoy se debate el proyecto que lleva su nombre. Varela querría que lo estudiásemos a fondo e hiciéramos preguntas fundamentales sobre su contenido, fines y circunstancias. "Nada hay más respetable que la firmeza del carácter en los hombres y la ingenuidad." (franqueza) "Lo que más debe desearse en la Isla de Cuba, es que los hombres de provecho, los verdaderos patriotas se persuadan de que ahora más que nunca están en la estrecha obligación de ser útiles a su patria… que tomen parte en todos los negocios públicos con el desinterés de un hombre honrado, pero con la energía y firmeza de un patriota."
Hoy en día, Varela habría visto a cuantas desgracias nos condujo el caudillismo y el mesianismo político. Nos pediría rechazarlo y conocedor de las debilidades humanas de nuevo sentenciaría: "Los buenos gobernantes son unos hombres justos que resisten y vencen una tentación muy poderosa y son muy raros para desgracia del linaje humano. La generalidad de los mandarines si no son tiranos desean serlo... he aquí porque he dicho que la tiranía es el ídolo de casi todos los gobernantes." "Todo pacto social, no es más que la renuncia de una parte de la libertad individual para sacar mayores ventajas de la protección del cuerpo social y el gobierno es un medio para conseguirlas. Ningún gobierno tiene derechos. Los tiene sí el pueblo para variarlo cuando él se convierta en un medio de ruina en vez de serlo de prosperidad."
Por ello Varela querría que todos los involucrados en el quehacer público que surjan en Cuba, tanto ahora como más adelante, contestasen muchas preguntas incluyendo algunas que pueden ser calificadas de personales. Y ello incluye al promotor del proyecto que lleva su nombre. Nos diría el Padre que preguntar no es sólo un derecho de hombres libres sino una obligación patriótica. Para Varela el patriotismo es "el amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido y el interés que toma por su prosperidad." Y como la inmensa mayoría de los cubanos exiliados o no, no tienen otro interés que ése, pues viven de luchar a brazo partido para mantener sus familias, están sobrados de razones para inquirir a fondo, en términos varelianos, sobre un tema que es de vital interés para el futuro de su patria.
· Varela, el diputado y hombre público, diría: Enhorabuena a Osvaldo Payá por su premio Sajarov y su esfuerzo, y enhorabuena a los 11,000 cubanos que al firmar desafiaron la tiranía. Pero ahora que es usted un hombre público y galardonado tiene la obligación de contestar amplia y claramente las preguntas que se le formulen sobre su persona y programa.
· Varela, el que murió exiliado, preguntaría ¿Por qué en su proyecto se excluye a los cubanos de la diáspora de su derecho al voto? ¿No es acaso cierto que "por la naturaleza todos los hombres tienen iguales derechos y libertad." ?
· Varela, el científico y economista, preguntaría. ¿Cómo se llega a la reconstrucción económica de Cuba? ¿Cuál es el programa detallado del movimiento que usted encabeza? ¿Estamos de nuevo sujetos a una "farándula" con las empresas españolas?
· Varela, el profesor de Derecho Constitucional, preguntaría: ¿Por qué se acepta la Constitución de una tiranía sangrienta como base para reconstruir el estado?
· Varela, el político, preguntaría: ¿Quien le acompaña en este empeño? ¿Cuáles las ideas, cualidades y temas que dominan sus allegados?
· Varela, el jurista, condenado a muerte por un delito que no cometió preguntaría: ¿Por qué pide su proyecto amnistía por delitos en su mayoría 'políticos' y por ello inexistentes? ¿No es cierto que fueron inventados para castigar injustamente el ejercicio de un derecho natural como lo es el pedir respeto a la dignidad humana?
· Varela, el moralista, sentenciaría: No puede haber equivalencia moral entre el mal y el bien. Cuando usted Osvaldo, dice que " La justicia mayor que se podría hacer sería no la de juzgar los crímenes, que son muchos, muchos, y de ambos bandos, sino crear un movimiento de perdón, que no significaría justificar esos delitos'' * ha creado usted una equivalencia entre la victima y el victimario que no se basa en los hechos. Debe usted reflexionar sobre ese punto.
· Varela, el jurista llamado a legislar, sería magnánimo respecto a dictar amnistías para los verdaderos delitos cometidos por los secuaces de los tiranos pero con límites sensatos para no convalidar la maldad y consagrar la impunidad porque: "Infringidas las leyes en gran número llega el pueblo a habituarse a estas infracciones y poco a poco va preparándose el terreno para levantar otro monumento al crimen." y porque cuando se burlan las leyes "y a ellas se sustituye la voluntad del hombre, es más temible cuanto más se complace en su antigua y consolidada impunidad."
· Varela, el hombre justo, pediría que Osvaldo Payá explicase por qué goza de movilidad al extranjero y de empleo en Cuba, mientras que otros disidentes carecen de esas mismas cosas o están en prisión, y le diría que la respuesta: "No lo sé", no es suficiente para un hombre público. ** Y pediría que utilizase su tribuna pública para exigir libertad e iguales condiciones para sus colegas en la lucha, algunos de los cuales han sido impedidos de viajar para recibir galardones.
· Varela, el fundador de instituciones y hombre dinámico, diría a los que abogan por conformarse con lo "posible" después de 43 años de dictadura: Recuerden una de mis lecciones cuando respondí a una pregunta similar hace más de un siglo; " Me parece una solemne mentecatada el no apresurar los goces de las ventajas populares, contentándonos con la consideración de lo que otros gozarán cuando las semillas que sembramos produzcan los frutos deseados... el hombre está obligado a buscar su perfección y la de la sociedad en que habita y cuando haya llenado ese deber, enhorabuena que piense en sembrar para las generaciones que existirán cuando él haya desaparecido."
· Varela nos diría a todos: Sentar bases sanas para la libertad de un pueblo sojuzgado en la forma en que lo ha sido el pueblo de Cuba es problema serio y merece meditarse a fondo. Hace más de un siglo en sus 'Cartas a Elpidio' definió el problema en palabras que parecen escritas para hoy: "Difundida pues la impiedad en el cuerpo social destruye los vínculos de aprecio y a la manera de un veneno corrompe toda la masa y da la muerte. El honor viene a ser un nombre vano, el patriotismo una máscara política, la virtud una quimera, la confianza una necesidad. ¿Crees que exagero Elpidio? Reflexiona y verás que sólo copio. El impío es el hombre del momento, mas el justo es hombre de la eternidad."
Pensemos pues con cabeza propia y actuemos con justicia preguntando lo que se debe, alabando lo que lo merece, y censurando lo censurable. Así cumpliremos con el ejemplo y la doctrina vareliana:
"Sólo se demuestra filósofo quien persigue única exclusivamente la verdad y la estrecha en sus brazos dondequiera que la encuentra sin preocuparse de los autores ni la doctrina y se inclina más a la razón que a la autoridad."
* Dic. 22, 2002 Payá aboga por el perdón y la reconciliación en Cuba. Madrid.
** Dic. 18, 2002 Payá: Un héroe políticamente correcto. Víctor Llano. Libertad Digital. Madrid
Las citas del Padre Varela son tomadas de "Las Cartas a Elpidio" y del "Habanero".