CENSO DEMORADO
Y CONTRADICTORIO (I)

 

Oscar Espinosa Chepe
La Habana
Cubanet
Infosearch:
Celso Sarduy Agüero
Jefe de Buró
Cono Sur/Sudamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Diciembre 29, 2005

Los primeros datos sobre el Censo de Población y Viviendas efectuado en septiembre de 2002 por fin fueron escuetamente publicados en ediciones de los periódicos Granma y Juventud Rebelde el pasado 12 de noviembre. El Censo anterior se realizó en 1981, por lo cual el período intercensal fue de 21 años, casi el doble del de los llevados a cabo en la etapa republicana (ver Cuadro 1), y sólo inferior al lapso transcurrido entre los censos de 1792 y 1817 (ver Cuadro 1).
Cuadro 1

CENSOS REALIZADOS EN CUBA 1774-2002
CENSOS
PERIODO INTERCENSAL (AÑOS)
POBLACION TOTAL (MILES)
TASA MEDIA ANUAL DE CRECIMIENTO %
1774
-
171.6
-
1792
18
272.3
2.5
1817
25
572.3
2.7
1827
10
704.5
2.1
1841
14
1,007.6
2.6
1861
20
1,396.5
1.6
1877
16
1,509.3
0.5
1887
10
1,631.7
0.7
1899
12
1,572.8
- 0.3
1907
8
2,049.0
3.3
1919
12
2,889.0
2.9
1931
12
3,962.3
2.6
1943
12
4,778.6
1.6
1953
10
5,829.0
2.1
1970
17
8,569.1
2.2
1981
11
9,723.6
1.1
2002
21
11,177.7
0.7
FUENTES: Informes de los Censos Nacionales de 1981 y 2002
Los censos siempre han sido herramientas esenciales para el desarrollo de los países, más ahora, cuando las sociedades son más complejas y, por consecuencia, para su proyección demandan análisis más profundos y acuciosos, para lo que es indispensable una base de datos precisos y actualizados.
Las naciones, en su mayoría, realizan los censos en plazos intercensales de alrededor de 10 años, con el objetivo de tener una fuente informativa y un diagnóstico real de la sociedad en cuestión, que haga posible la adopción de políticas de desarrollo efectivas, dirigidas a corregir los problemas y propiciar el avance y la prosperidad.
Por ello resulta sorprendente la demora en realizar el último censo, máxime cuando se trata de un país que presume de poseer "un desarrollo planificado, armónico y proporcional". Tampoco es usual la tardanza -más de tres años- en brindar públicamente algunos de los datos recogidos, en una época en que, con el sensacional avance de la informática, las posibilidades de procesamiento de la información han alcanzado cotas inimaginables tan sólo unos años atrás.
De todas formas, las cifras ofrecidas -limitadas y en ocasiones dudosas- permiten hacer determinados análisis que dejan al descubierto graves problemas, los cuales ratifican que el futuro nacional está preñado de incertidumbre y peligros.
La población censada residente de forma permanente en el país fue de 11.177,743 habitantes, con una tasa media anual de crecimiento en el período intercensal de apenas 0.7%. Un porcentaje únicamente inferior a los arrojados por los censos de 1877, 1887 y 1899, que reflejaron los desastres producidos por nuestras guerras anticoloniales del siglo XIX, o sea, etapas de intensas crisis, hoy reeditadas de otra forma en la sociedad cubana. Incluso si se examina el comportamiento demográfico entre 1990 y 2002 puede apreciarse una tasa anual de crecimiento medio inferior al 0.4%, que indica una tendencia a la regresión de la población cubana en términos absolutos.
El virtual estancamiento demográfico se debe a la radical caída de las tasas de fecundidad y natalidad. La primera por debajo del nivel de reemplazo, menos de una hija por mujer; la segunda por una disminución radical desde niveles de alrededor de 33 nacimientos por cada mil habitantes a inicios de la década de 1960 a 11.3 en 2004.
Esto ha provocado un acelerado envejecimiento demográfico. En el censo de 2002 quedó registrado que las personas con 60 y más años representan el 14.7% del total de la población. Hoy este indicador es del 15.3%, con expectativas de seguir incrementándose como resultado fundamentalmente de la negativa combinación de tasas de natalidad muy bajas y el éxodo masivo de ciudadanos, en su mayoría jóvenes. Según las estadísticas disponibles, en el período comprendido entre 1999 y 2004 el saldo migratorio externo fue de -188,678 personas, monto equivalente -o superior- a la población de muchas de las capitales de provincia.
Como consecuencia, se espera que antes de 2025 la cuarta parte de la ciudadanía tenga 60 años de edad o más. Un desafío enorme para un país con sus potencialidades de crear riquezas, paralizadas por un capitalismo de estado inoperante, promovedor de la improductividad y la subutilización de los recursos, en especial los laborales.
Respecto a la vivienda, la cifra anunciadas de unidades de alojamiento fue de 3.534,327, que frente a 2.363,364 del censo de 1981 representa un crecimiento de 1.170,963 unidades. No obstante, si se suman las viviendas construidas entre 1981 y 2002, ambos inclusive, de acuerdo con los anuarios estadísticos oficiales (ver Cuadro 2) esto brinda un monto de 836,741 unidades nuevas, inferior en 334,222 unidades a la cifra derivada del censo de 2002.
Cuadro 2
VIVIENDAS CONSTRUIDAS EN EL PERIODO 1981-2002
AÑOS
CANTIDAD DE VIVIENDAS CONSTRUIDAS
1981-85
185,982
1986-90
194,470
1991-95
151,327
1996-00
241,697
2001-02
63,265
TOTAL:
836,741
FUENTES: Anuarios Estadísticos de Cuba. Comité Estatal de Estadística y Oficina Nacional de Estadísticas.
En adición a la interrogante causada por la citada diferencia, habría que añadir el por ciento del fondo habitacional desaparecido debido al efecto de derrumbes por mal estado de las edificaciones o producto de la incidencia de los fenómenos meteorológicos, desafortunadamente bastante frecuentes en Cuba. Sólo el huracán Michel destruyó totalmente 18 mil viviendas en 2001. Según el censo de 1981, el 50% de las viviendas registradas presentaban filtraciones y el 4.4% estaban apuntaladas.
El mantenimiento de las construcciones desde 1981 en modo alguno ha mejorado, permaneciendo el crónico déficit de recursos para reparar las viviendas. Al contrario, estos males se han reforzado, y se ha acelerado el deterioro del fondo habitacional, situación reconocida reiteradamente por altas instancias oficiales.
En un informe del Instituto Nacional de la Vivienda (INV) dado a conocer en junio pasado, se reconoció que el 43% del fondo está entre regular y mal estado, apreciación que algunos especialistas valoran como inexacta, al considerar que la situación real es más grave.
Los elementos expuestos demuestran la falta de sostenibilidad de la cifra de unidades de alojamiento presente en el censo de 2002. Igual sucede con el dato ofrecido acerca de que el 75.4% del total de viviendas tiene un período de construcción posterior a 1959. Un análisis pormenorizado de este porcentaje es innecesario para concluir que se trata de un lamentable "error" en la recogida y la compatibilización de los datos. Sólo un recorrido por cualquier ciudad o pueblo, en particular la capital, donde reside el 20% de la población cubana, para verificar lo desacertado de este indicador.
De toda esta información puede constatarse la carencia de credibilidad de que ".El promedio de personas por total de piezas de la vivienda es de 0.8%, y de piezas para dormir de 1.3, lo que revela que no hay hacinamiento a nivel nacional." (Granma, 12 de noviembre de 2005). El segundo indicador, de haber sido cierto, significaría una reducción del 37% en relación con el dato correspondiente al censo de 1981. Una mejoría de ningún modo visible en Cuba, cuando se aprecia todo lo contrario: un deterioro habitacional aún más pronunciado, con una caída radical en el número de viviendas construidas en los últimos años.
 

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