Los primeros
datos sobre el Censo de Población y Viviendas efectuado en
septiembre de 2002 por fin fueron escuetamente publicados en
ediciones de los periódicos Granma y Juventud Rebelde el pasado 12
de noviembre. El Censo anterior se realizó en 1981, por lo cual el
período intercensal fue de 21 años, casi el doble del de los
llevados a cabo en la etapa republicana (ver Cuadro 1), y sólo
inferior al lapso transcurrido entre los censos de 1792 y 1817 (ver
Cuadro 1).
Cuadro 1
CENSOS REALIZADOS EN CUBA 1774-2002
CENSOS
|
PERIODO INTERCENSAL (AÑOS)
|
POBLACION TOTAL (MILES)
|
TASA MEDIA ANUAL DE CRECIMIENTO %
|
1774
|
-
|
171.6
|
-
|
1792
|
18
|
272.3
|
2.5
|
1817
|
25
|
572.3
|
2.7
|
1827
|
10
|
704.5
|
2.1
|
1841
|
14
|
1,007.6
|
2.6
|
1861
|
20
|
1,396.5
|
1.6
|
1877
|
16
|
1,509.3
|
0.5
|
1887
|
10
|
1,631.7
|
0.7
|
1899
|
12
|
1,572.8
|
- 0.3
|
1907
|
8
|
2,049.0
|
3.3
|
1919
|
12
|
2,889.0
|
2.9
|
1931
|
12
|
3,962.3
|
2.6
|
1943
|
12
|
4,778.6
|
1.6
|
1953
|
10
|
5,829.0
|
2.1
|
1970
|
17
|
8,569.1
|
2.2
|
1981
|
11
|
9,723.6
|
1.1
|
2002
|
21
|
11,177.7
|
0.7
|
FUENTES:
Informes de los Censos Nacionales de 1981 y 2002
Los censos
siempre han sido herramientas esenciales para el desarrollo de los
países, más ahora, cuando las sociedades son más complejas y, por
consecuencia, para su proyección demandan análisis más profundos y
acuciosos, para lo que es indispensable una base de datos precisos y
actualizados.
Las naciones, en
su mayoría, realizan los censos en plazos intercensales de alrededor
de 10 años, con el objetivo de tener una fuente informativa y un
diagnóstico real de la sociedad en cuestión, que haga posible la
adopción de políticas de desarrollo efectivas, dirigidas a corregir
los problemas y propiciar el avance y la prosperidad.
Por ello resulta
sorprendente la demora en realizar el último censo, máxime cuando se
trata de un país que presume de poseer "un desarrollo planificado,
armónico y proporcional". Tampoco es usual la tardanza -más de tres
años- en brindar públicamente algunos de los datos recogidos, en una
época en que, con el sensacional avance de la informática, las
posibilidades de procesamiento de la información han alcanzado cotas
inimaginables tan sólo unos años atrás.
De todas formas,
las cifras ofrecidas -limitadas y en ocasiones dudosas- permiten
hacer determinados análisis que dejan al descubierto graves
problemas, los cuales ratifican que el futuro nacional está preñado
de incertidumbre y peligros.
La población
censada residente de forma permanente en el país fue de 11.177,743
habitantes, con una tasa media anual de crecimiento en el período
intercensal de apenas 0.7%. Un porcentaje únicamente inferior a los
arrojados por los censos de 1877, 1887 y 1899, que reflejaron los
desastres producidos por nuestras guerras anticoloniales del siglo
XIX, o sea, etapas de intensas crisis, hoy reeditadas de otra forma
en la sociedad cubana. Incluso si se examina el comportamiento
demográfico entre 1990 y 2002 puede apreciarse una tasa anual de
crecimiento medio inferior al 0.4%, que indica una tendencia a la
regresión de la población cubana en términos absolutos.
El virtual
estancamiento demográfico se debe a la radical caída de las tasas de
fecundidad y natalidad. La primera por debajo del nivel de
reemplazo, menos de una hija por mujer; la segunda por una
disminución radical desde niveles de alrededor de 33 nacimientos por
cada mil habitantes a inicios de la década de 1960 a 11.3 en 2004.
Esto ha provocado
un acelerado envejecimiento demográfico. En el censo de 2002 quedó
registrado que las personas con 60 y más años representan el 14.7%
del total de la población. Hoy este indicador es del 15.3%, con
expectativas de seguir incrementándose como resultado
fundamentalmente de la negativa combinación de tasas de natalidad
muy bajas y el éxodo masivo de ciudadanos, en su mayoría jóvenes.
Según las estadísticas disponibles, en el período comprendido entre
1999 y 2004 el saldo migratorio externo fue de -188,678 personas,
monto equivalente -o superior- a la población de muchas de las
capitales de provincia.
Como
consecuencia, se espera que antes de 2025 la cuarta parte de la
ciudadanía tenga 60 años de edad o más. Un desafío enorme para un
país con sus potencialidades de crear riquezas, paralizadas por un
capitalismo de estado inoperante, promovedor de la improductividad y
la subutilización de los recursos, en especial los laborales.
Respecto a la
vivienda, la cifra anunciadas de unidades de alojamiento fue de
3.534,327, que frente a 2.363,364 del censo de 1981 representa un
crecimiento de 1.170,963 unidades. No obstante, si se suman las
viviendas construidas entre 1981 y 2002, ambos inclusive, de acuerdo
con los anuarios estadísticos oficiales (ver Cuadro 2) esto brinda
un monto de 836,741 unidades nuevas, inferior en 334,222 unidades a
la cifra derivada del censo de 2002.
Cuadro 2
VIVIENDAS CONSTRUIDAS EN EL PERIODO 1981-2002
AÑOS
|
CANTIDAD DE VIVIENDAS CONSTRUIDAS
|
1981-85
|
185,982
|
1986-90
|
194,470
|
1991-95
|
151,327
|
1996-00
|
241,697
|
2001-02
|
63,265
|
TOTAL:
|
836,741
|
FUENTES:
Anuarios Estadísticos de Cuba. Comité Estatal de Estadística y
Oficina Nacional de Estadísticas.
En adición a la
interrogante causada por la citada diferencia, habría que añadir el
por ciento del fondo habitacional desaparecido debido al efecto de
derrumbes por mal estado de las edificaciones o producto de la
incidencia de los fenómenos meteorológicos, desafortunadamente
bastante frecuentes en Cuba. Sólo el huracán Michel destruyó
totalmente 18 mil viviendas en 2001. Según el censo de 1981, el 50%
de las viviendas registradas presentaban filtraciones y el 4.4%
estaban apuntaladas.
El mantenimiento
de las construcciones desde 1981 en modo alguno ha mejorado,
permaneciendo el crónico déficit de recursos para reparar las
viviendas. Al contrario, estos males se han reforzado, y se ha
acelerado el deterioro del fondo habitacional, situación reconocida
reiteradamente por altas instancias oficiales.
En un informe del
Instituto Nacional de la Vivienda (INV) dado a conocer en junio
pasado, se reconoció que el 43% del fondo está entre regular y mal
estado, apreciación que algunos especialistas valoran como inexacta,
al considerar que la situación real es más grave.
Los elementos
expuestos demuestran la falta de sostenibilidad de la cifra de
unidades de alojamiento presente en el censo de 2002. Igual sucede
con el dato ofrecido acerca de que el 75.4% del total de viviendas
tiene un período de construcción posterior a 1959. Un análisis
pormenorizado de este porcentaje es innecesario para concluir que se
trata de un lamentable "error" en la recogida y la compatibilización
de los datos. Sólo un recorrido por cualquier ciudad o pueblo, en
particular la capital, donde reside el 20% de la población cubana,
para verificar lo desacertado de este indicador.
De toda esta
información puede constatarse la carencia de credibilidad de que
".El promedio de personas por total de piezas de la vivienda es de
0.8%, y de piezas para dormir de 1.3, lo que revela que no hay
hacinamiento a nivel nacional." (Granma, 12 de noviembre de 2005).
El segundo indicador, de haber sido cierto, significaría una
reducción del 37% en relación con el dato correspondiente al censo
de 1981. Una mejoría de ningún modo visible en Cuba, cuando se
aprecia todo lo contrario: un deterioro habitacional aún más
pronunciado, con una caída radical en el número de viviendas
construidas en los últimos años.
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